Esta imagen sirve para ilustrar por qué el escritor romántico Friedrich von Schleger (1772-1829), de formación protestante y racionalista, incluso ferviente apasionado de la Revolución Francesa, acabó por convertirse al catolicismo. Él, como tantos otros, se sintió especialmente atraído por la mística de la liturgia católica, por su espiritualidad, por su solemnidad y recogimiento. Podríamos decir que en un primer momento, su atracción fue en gran medida estética, y aunque representa un primer estadio quizá superficial hacia la fe, no por ello carece de valor e importancia, y la prueba es que eso le sirvió a él y a muchos para ir profundizando hasta convertirse.
Schlegel, como romántico amante de la Edad Media y el Barroco, no pudo menos que sentirse fascinado por los cantos en latín de la misa, el sonido del órgano, la belleza de los ornamentos litúrgicos, la atmósfera creada por el incienso flotando en la luz filtrada por grandes vidrieras de colores y los toques de campana resonando en medio del majestuoso y solemne silencio de la consagración.
Así pues, F. von Schlegel se convierte al catolicismo en 1808, lo que le valdría fuertes críticas, así como el distanciamiento de muchos de los que hasta entonces eran sus amigos, e incluso de su hermano August, que llega a romper completamente su relación con él. Su esposa Dorothea, que se convierte con él al catolicismo, escribe en 1823 una carta a su hijo en la que afirma: "Difícilmente se podrá encontrar entre los hombres de ciencia y cultura de nuestra época un hijo tan obediente de la Iglesia, un defensor tan celoso de la fe católica como nuestro Friedrich".
Alguien se preguntará qué pasa ahora con los "schlegels" de nuestro tiempo, con aquellos que sentirían la misma atracción que él, pero que entrando en una iglesia se encuentran con construcciones modernas carentes de sentido estético de belleza, carentes de espiritualidad y de recogimiento, salas frías que parecen más simples teatros que iglesias, vacías casi de imagenes, acorde al espíritu protestantizante actual de la Iglesia. No digamos ya nada de las nuevas "misas", rito extraño a la liturgia tradicional católica, falto de reverencia, confuso y ambigüo, cuando no opuesto al rito de siempre. Allí los cantos gregorianos o el latín ya han sido eliminados, sustituidos por cantos profanos, incluso cantos hippies de mal gusto con letra chabacanamente "religiosa" y en lengua vulgar, también los altares, sustituídos por simples mesas, desde las que los curas miran al pueblo, y ya no a Dios en posición de cara al altar... Y así podríamos seguir, pero esto nos lleva a cuestiones complejas y más extensas que aquí no puedo entrar, pero que para ello recomiendo especialmente la página de Stat Veritas, en donde se pueden encontrar estudios detallados sobre este tema, y sobre el la cuestión de fondo que subyace a estos aspectos que podrían parecer de "gusto" o de simple nostalgia, que es la cuestión doctrinal.
Lo estético es como siempre reflejo de algo más profundo, y lo Bello está como siempre emparentado estrechamente con lo Bueno y con la Verdad, por ello, si se sabe mirar, se podrá descubrir en estas imagenes la verdadera religión de Cristo, que incluso entre las ruinas y en las catacumbas sobrevive en tiempos de decadencia.
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