Hombres de musgo - Béjar
Hace unas semanas se celebró en el pueblo salmantino de Béjar la fiesta del Corpus Christi, a la que acompaña esta tradición pintoresca y popular de los hombres de musgo, pero es realmente hoy (17 de Junio), en la festividad de Santa Marina, el día que se recuerda en esa costumbre centenaria. La historia y la leyenda nos sitúan a mediados del siglo XII, en tiempos de Alfonso VII de Castilla, cuando el territorio bejaráno estaba invadido por los musulmanes. Ya por entonces, la localidad actual de Béjar era un poblado que contaba incluso con una importante muralla, que tras la reconquista cristiana de estas zonas, ya en el siglo XIII, fue ampliada y reforzada.
En el monte de El Castañar se ocultaba un asentamiento de cristianos, que pese a ser reducidos en número eran valeroso y estaban dispuestos a conquistar la fortaleza. El día de Santa Marina, de madrugada, los caballeros cristianos celebraron una Misa en un lugar llamado La Centena; en ese ambiente místico que puede imaginarse, enardecidos deciden lanzarse al ataque con una estrategia astuta: recubrir sus cuerpos con musgo y hierbas de las piedras de alrededor para desconcertar a sus enemigos. Así lo deciden, y muy de mañana se lazan a conquistar, armados con su peculiar armadura y sus espadas; los moros abren las puertas confiados y los caballeros entran con rapidez y fuerza, abatiendo a los perplejos centinelas. Aprovechando la confusión y el miedo de los musulmanes, que creen que son bestias, monstruos o criaturas sobrenaturales incluso, toman finalmente la ciudad seis hombres camuflados. La puerta por la que entraron se llamó "puerta de la traición", pues en medio del caos y el miedo algunos centinelas gritaron: "¡traición, traición!", habiéndo descubierto quizá la ingeniosa treta.
Dada la fecha de la conquista, los cristianos construyeron una hermita a Santa Marina, en agradecimiento por su ayuda y bendición, que será lugar de romerías cada lunes de Albillo, ocho días después del Corpus. Sin embargo, en la actualidad sólo se conservan sus cimientos, aunque existe un cuadro del siglo XVII, de Ventura Lirios, que nos permite hacernos una idea de cómo fue.
Todas estas tradiciones y costumbres derivadas de esas hazañas y símbolos de devoción religiosa se unieron en un día especial por su importancia sagrada, que es el día del Corpus Christi. No podría decir si desde hace ya algunos siglos o desde hace bastantes años, los hombres de musgo salen en la procesión del Corpus Christi, acompañándo a Cristo Sacramentado, que en su día dió fuerza y fe a sus caballeros.
Actualmente esta tradición se sigue celebrando, siendo acogida con entusiasmo por la gente, así como por todos los que participan en ella con los disfraces, que esperan varios años para poder vestirlos. Uno de los proyectos para el futuro es que se pueda escenificar la batalla de la conquista de la ciudad por los hombres musgo, tal como se hace en otros sitios de España representando diferentes enfrentamientos entre moros y cristianos.
Sin duda, ésta es una bella tradición que ha de mantenerse, recordándonos nuestra identidad y nuestra historia, nuestros valores culturales y religiosos, que en la (in)cultura de lo impersonal es necesario recordar para llegar a ser los que somos.
Hace unas semanas se celebró en el pueblo salmantino de Béjar la fiesta del Corpus Christi, a la que acompaña esta tradición pintoresca y popular de los hombres de musgo, pero es realmente hoy (17 de Junio), en la festividad de Santa Marina, el día que se recuerda en esa costumbre centenaria. La historia y la leyenda nos sitúan a mediados del siglo XII, en tiempos de Alfonso VII de Castilla, cuando el territorio bejaráno estaba invadido por los musulmanes. Ya por entonces, la localidad actual de Béjar era un poblado que contaba incluso con una importante muralla, que tras la reconquista cristiana de estas zonas, ya en el siglo XIII, fue ampliada y reforzada.
En el monte de El Castañar se ocultaba un asentamiento de cristianos, que pese a ser reducidos en número eran valeroso y estaban dispuestos a conquistar la fortaleza. El día de Santa Marina, de madrugada, los caballeros cristianos celebraron una Misa en un lugar llamado La Centena; en ese ambiente místico que puede imaginarse, enardecidos deciden lanzarse al ataque con una estrategia astuta: recubrir sus cuerpos con musgo y hierbas de las piedras de alrededor para desconcertar a sus enemigos. Así lo deciden, y muy de mañana se lazan a conquistar, armados con su peculiar armadura y sus espadas; los moros abren las puertas confiados y los caballeros entran con rapidez y fuerza, abatiendo a los perplejos centinelas. Aprovechando la confusión y el miedo de los musulmanes, que creen que son bestias, monstruos o criaturas sobrenaturales incluso, toman finalmente la ciudad seis hombres camuflados. La puerta por la que entraron se llamó "puerta de la traición", pues en medio del caos y el miedo algunos centinelas gritaron: "¡traición, traición!", habiéndo descubierto quizá la ingeniosa treta.
Dada la fecha de la conquista, los cristianos construyeron una hermita a Santa Marina, en agradecimiento por su ayuda y bendición, que será lugar de romerías cada lunes de Albillo, ocho días después del Corpus. Sin embargo, en la actualidad sólo se conservan sus cimientos, aunque existe un cuadro del siglo XVII, de Ventura Lirios, que nos permite hacernos una idea de cómo fue.
Todas estas tradiciones y costumbres derivadas de esas hazañas y símbolos de devoción religiosa se unieron en un día especial por su importancia sagrada, que es el día del Corpus Christi. No podría decir si desde hace ya algunos siglos o desde hace bastantes años, los hombres de musgo salen en la procesión del Corpus Christi, acompañándo a Cristo Sacramentado, que en su día dió fuerza y fe a sus caballeros.
Actualmente esta tradición se sigue celebrando, siendo acogida con entusiasmo por la gente, así como por todos los que participan en ella con los disfraces, que esperan varios años para poder vestirlos. Uno de los proyectos para el futuro es que se pueda escenificar la batalla de la conquista de la ciudad por los hombres musgo, tal como se hace en otros sitios de España representando diferentes enfrentamientos entre moros y cristianos.
Sin duda, ésta es una bella tradición que ha de mantenerse, recordándonos nuestra identidad y nuestra historia, nuestros valores culturales y religiosos, que en la (in)cultura de lo impersonal es necesario recordar para llegar a ser los que somos.
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